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jueves, 17 de noviembre de 2011

Por Ti, Amiga


Decir que la maternidad supone un gran cambio en nuestras vidas ya está muy gastado, aunque no deje de ser cierto.  Y en medio de toda esa vorágine a la que nos vemos sometidas tratamos de ir encajando los demás pedazos de nuestras vidas.  

Hoy quisiera hacer un pequeño homenaje a LAS AMIGAS. Esas amigas que nos aconsejan, nos apoyan y que también se preocupan por encontrar pequeños huequitos en su apretada agenda para poder tener una escapada de chicas, como las de antes de ser mamá, aunque los temas de conversación hayan cambiado sustancialmente.

Claro, entre tanto cambio, también ha cambiado el cuando, cómo y dónde nos vemos. Si van los peques ya no vale lo de ir a una cafetería a sentarse a hablar y lo de salir a cenar ni se menciona siquiera, al menos entre semana. No, ahora quedas en un parque y hablas a gritos desde una punta a la otra mientras cada una vigila a su peque y nos contamos nuestras historias en pequeños capítulos express, pues los peques no calientan sitio y todo el tiempo estamos corriendo detrás de ellos.

Estando así las cosas, empezamos a desarrollar unas ganas enormes de poder sentarnos como antes, en una cafetería (por ejemplo) y contarnos nuestras cosas, las importantes y las que no lo son, solo por el mero hecho de hablar con alguien, de escuchar a otros y por que no, de ser escuchadas. 

Se está haciendo habitual, demasiado por cierto, que por estos días, y con la creciente crisis que nos acecha, el momento idóneo escogido sea el desayuno, tanto si trabajas como si no y mientras los peques están en la guardería. Y da igual la cantidad de tiempo que estemos juntas, ya sean minutos u horas, lo cierto es que siempre nos saben a poco, a muy poco. Siempre quedan muchas mas cosas que decir, que contar, que escuchar, que compartir, que aconsejar, que recordar, que criticar...

Por ellas, por las amigas, porque sin ellas la vida no sería igual y porque nos sometemos a sucesivos actos de prestidigitación para poder vernos y charlar aunque solo sea un ratito. Y porque detalles como ese te iluminan hasta los días mas grises. Por Ti, Amiga...