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jueves, 8 de noviembre de 2012

Reseña: "Las Ardillas De Central Park Están Tristes Los Lunes"


Después de "Los Ojos Amarillos De Los Cocodrilos" y de "El Vals Lento De Las Tortugas" le ha llegado el turno a "Las Ardillas De Central Park Están Tristes Los Lunes" de Katherine Pancol

Me atrevería a decir que éste último, "Las Ardillas De Central Park Están Tristes Los Lunes", si cabe, es el mas introspectivo de los tres. Cada personaje se ve obligado en cierta manera a resolver sus traumas del pasado para poder enfrentarse al presente y vivir feliz , o no, un futuro. Ya lo decía Katherine Pancol muy al comienzo de esta tercera entrega:

"A menudo tendemos a creer que el pasado es pasado. Que no lo volveremos a ver. Como si estuviese grabado en una pizarra mágica y lo hubiésemos borrado. Creemos también que con los años hemos hecho desaparecer los errores de juventud, sus amores de pacotilla, sus fracasos, sus cobardías, sus mentiras, sus pequeños acomodos, sus falsedades.

Pensamos que hemos barrido todo aquello. Que lo hemos dejado bien escondido bajo la alfombra.
Nos decimos que el pasado tiene un buen nombre: pasado.
Pasado de moda, pasado de fecha, sobrepasado. 
Enterrado.
Estamos ante una página nueva. Una página nueva que lleva el nombre de futuro. Una vida que enarbolamos, que nos enorgullece, una vida que hemos elegido. En el pasado, en cambio, no siempre podíamos elegir, Sufríamos, nos influían, no sabíamos qué pensar, nos buscábamos, decíamos que sí, decíamos que no, decíamos puede, sin saber por qué. Para eso inventaron la palabra "pasado": para meter en ella todo lo que nos molestaba, lo que nos hacía ruborizar o temblar.
Y entonces, un día, vuelve.
Arrambla con el presente. Se instala. Contamina.
E incluso termina por ensombrecer el futuro."

Tras la experiencia de los dos primeros libros es muy fácil dejarse llevar, te dedicas a disfrutar de la primera parte, confiadamente, observando cómo, poco a poco, los personajes se van situando cual fichas de ajedrez. Y es esta misma experiencia de la que hablo por la que ya vamos conociendo a la autora. A estas alturas ya nos ha acostumbrado al carácter moral impregnado en todas sus páginas y esperamos que en cualquier momento el mal comportamiento sea castigado. Está tan cómoda en su escritura, y nosotros dejándonos llevar, que juega con ello a sabiendas.

"Las Ardillas De Central Park Están Tristes Los Lunes" carece de la impetuosidad de "El Vals Lento De Las Tortugas". Es mas lento, mas explicativo, la autora se ha tomado su tiempo. Incluso se podría decir que a veces está salpicado sutilmente de pedacitos de realismo mágico que endulzan la realidad tan aplastante de los personajes. Pasa de uno a otro de forma magistral y nada forzada a pesar de la cantidad de matices que reinan en cada uno de ellos.

Si hay un valor que queda implícito en el libro es el de la lucha por conseguir aquello que se desea, la seguridad en uno mismo. El trabajo arduo. 

Es posible que se añadan mas libros a esta saga, pues tengo la sensación de que éste ha sido un final "temporal". La autora, Katherine Pancol, insiste en que no es ella quien escribe sino los propios personajes. Así ha fundamentado siempre su historia. Una historia plagada de frases y fragmentos a resaltar. Escojo éste, por veraz, por hermoso y por motivador;
-¿Alguna vez tienes miedo? -preguntó.

-¿De qué?

-De todo...
-¿De todo?
-Sí.
-Solo se puede tener miedo de una cosa -afirmó Shirley-. Miedo por tus hijos. El resto es muy sencillo: con el dinero, el trabajo, los impuestos, el puenting... simplemente te dices "no tengo miedo" y saltas hacia delante.


jueves, 25 de octubre de 2012

Reseña: "El Vals Lento De Las Tortugas"



Estaba deseando hacer la reseña de "El Vals Lento De Las Tortugas" de Katherine Pancol. Y es que, tras el primer libro de la trilogía, "Los Ojos Amarillos De Los Cocodrilos", que dejó un regusto indeciso a la mayoría en cuanto a si seguir leyendo o no la saga, el segundo ha conseguido erradicar con creces cualquier duda.

He de decir que si fuiste de los que dejó la trilogía tras el primer libro, por favor, no lo hagas. "El Vals Lento De Las Tortugas" te sorprenderá, para bien.

Al comienzo parece ser mas de lo mismo, la primera parte del libro está dedicada a resumir el anterior de forma algo pesada y en exceso detallada para mi gusto. Nada apuntaba a una mejoría y toda aquella frescura y cierta originalidad del primer libro brillaban por su ausencia.

De repente, cuando menos te lo esperas, todo cambia. Hay pasajes realmente espectaculares, de una crudeza y belleza abrumadoras. Katherine Pancol posee el don de profundizar en los personajes hasta tal punto de relatar su propia muerte en primera persona de forma excepcional e incluso cargada de ironía y poesía. 

Como en "Los Ojos Amarillos De Los Cocodrilos", tarda en recuperar el hilo de la historia, entreteniéndose en resumir y en presentar a los personajes, tanto a los antiguos como a los nuevos. Análisis introspectivos magistrales, dicho sea de paso. La autora se supera en su estilo notoriamente. Me pregunto si la introducción no sería la primera parte del primer libro sino el libro entero. Tanto se ha esforzado la autora en bordar los personajes y dar profundidad también a la historia en esta ocasión.

Destaco dos fragmentos. Dos ejemplos, de los muchos que hay, de la complejidad de sentimientos de dos personajes diferentes. El uno con grandes carencias;
"Alexandre se había marchado llevándose con él el beso que ella no le había reclamado. Intentaba comprender, mirando cómo bailaban las llamas, la razón de la frialdad de su madre. ¿Quizás no me ha amado nunca? ¿Quizás no es obligatorio querer a un hijo? Ese pensamiento abrió un abismo en su interior que le produjo vértigo."

Y la otra con muchos sobrantes;
"Se sentía incómoda con su madre. Su amor pesaba toneladas. El deseo de querer dar todo al hijo que se ama envenena el amor. Encierra al niño en una gratitud obligada, en un reconocimiento pueril. No era culpa de su madre, pero era pesado soportarlo."
Con "El Vals Lento De Las Tortugas" te encontrarás esta vez ante una historia trepidante que te mantendrá en vilo hasta el final y aún seguirás queriendo saber mas. Todos los personajes tienen un antes y un después y una explicación para ello, pasando de uno a otro con sutilidad y delicadeza.

jueves, 18 de octubre de 2012

Reseña: "Los Ojos Amarillos De Los Cocodrilos"


Continuamos con las trilogías, aunque esta vez nos pasamos al género de la narrativa. "Los Ojos Amarillos De Los Cocodrilos" de Katherine Pancol es el primer libro de dicha trilogía, le siguen "El Vals Lento De Las Tortugas" y "Las Ardillas De Central Park Están Tristes Los Lunes", títulos que por su originalidad ya llaman la atención.

Lo extraño del título te descoloca al comenzar a leer el libro, pues no sabes bien con qué te vas a encontrar. La puesta en escena de los personajes es bastante lenta y cuesta un poco, al comienzo, situarlos a todos en un contexto interesante. Luego te das cuenta de que la autora se está tomando su tiempo para perfilar muy bien a los personajes, haciendo que poco a poco sean parte del lector. 

Esto último es un gran logro porque los caracteres de los personajes están tan definidos que es poco probable, aunque parezca lo contrario, que muchos lectores se sientan identificados con lo cual el mérito es inmenso. Resulta muy real el hecho de que te puedas identificar con unos aspectos de una persona y no con otros. Por un lado encontraremos, personajes que se superan, que se esfuerzan y consiguen vencer los obstáculos que les tenían paralizados. Y por otro, hay personajes que se pierden en su oscuridad, que se lastiman cada vez mas. Sigues sus vidas, sus emociones. Los detalles y las descripciones no son tan importantes como lo son los sentimientos.

La protagonista principal es Joséphine, una mujer encerrada aún en su caparazón y que se ve forzada por las circunstancias a enfrentarse a la vida, a vivir. Con ella vamos a vivir sus traumas, sus dudas, sus miedos y su superación. He querido rescatar un fragmento de sus momentos mas bajos, con pensamientos tan propios de muchas mujeres que se han visto de repente solas, sin su pareja o sin alguien detrás de quien "esconderse";


"-Tengo miedo, tengo miedo de todo, soy una montaña de miedo... Me gustaría morir, aquí, ahora, y no tener que ocuparme de nada nunca más....-Tengo miedo de no conseguirlo, tengo miedo de terminar debajo de un puente, de ser desahuciada, tengo miedo de no volver a amar, tengo miedo de perder mi trabajo, tengo miedo de que se me acaben las ideas para siempree, tengo miedo de envejecer, tengo miedo de engordar, tengo miedo de morir sola tengo miedo de no volver a reír, tengo miedo del cáncer de mama, tengo miedo del mañana..."

Luego, descubre que también ella sabe vivir, y es así como lo expresa:


"-Sobre todo, Shirley, ya no tengo miedo. Antes tenía miedo de todo. Me escondía detrás de Antoine. Detrás de mi tesis. Detrás de mi sombra. Hoy me permito cosas que antes me prohibía, subo más a la red....-Sólo necesito ser paciente, dejar que la nueva Jo crezca y, un día, lo invadirá todo, me dará toda su fuerza. Por el momento estoy aprendiendo... He comprendido que la felicidad no es vivir una pequeña vida sin embrollos, sin cometer errores ni moverse. La felicidad es aceptar la lucha, el esfuerzo, la duda y avanzar, avanzar franqueando cada obstáculo. Antes no avanzaba, dormía. Me dejaba llevar por una rutina tranquila: mi marido, mis hijas mis estudios, mi comodidad. Ahora he aprendido a luchar, a encontrar soluciones, desesperar un momento para rehacerme después y avanzar, Shirley. ¡Sola! Me las arreglo."
"Los Ojos Amarillos De Los Cocodrilos" te engancha lentamente, no es de los libros que consumes en dos días sino poco a poco, racionando, sin prisas. Son muchos los personajes y en todos ellos ahondamos descubriendo la explicación de sus actos y de sus formas de ser. Quizás éste sea el motivo por el que a la historia en sí le falte algo y la resolución de ella sea muchas veces previsible. Es muy moralista, del tipo "según lo que siembres, recogerás", y existen muy pocas sorpresas, por no decir ninguna, precisamente debido a este carácter moral. Katherine Pancol define muy bien el estilo que ha impregnado en sus libros y es que: "Son los personajes los que deciden".